Reseña de “Genealogía de la
Literatura. De los orígenes de la Literatura, construcción histórica y
categorial, y destrucción posmoderna de los materiales literarios”. Jesús G.
Maestro. Editorial Academia del Hispanismo. 2012
Genealogía es la obra más extensa
de la producción académica de Jesús Maestro. Es una obra que cumple
generosamente con la necesidad didáctica del autor, en definitiva, un libro
para estudiosos con una didáctica concienzuda elaborada por un profesor que entrega
una clase magistral. El libro presenta un recorrido histórico en el que da
cuenta de la evolución que la Literatura ha experimentado, pero no es un libro
de historia; mantiene presupuestos ontológicos y gnoseológicos, pero no es un
libro de filosofía. Nos encontramos frente a la construcción de una Teoría de
la Literatura desde los planteamientos filosóficos del recién fallecido Gustavo
Bueno: el Materialismo Filosófico como Teoría de la Literatura, empresa ardua
que requiere una extensa obra y una justificación perfectamente ajustada y de
la que Maestro presenta su tercer volumen con sus intensas casi setecientas
páginas.
Para Jesús G. Maestro la
literatura queda finalmente seducida por el racionalismo crítico, tras haber
pasado por diferentes etapas, que el autor denomina, siguiendo un proceso
evolutivo: literatura primitiva o dogmática, literatura crítica o indicativa y
literatura programática o imperativa y literatura sofisticada o
reconstructivista. Desde parámetros que tienen en cuenta el tipo de conocimiento
según sea racional o pre-racional y de modos de conocimiento, según sean
acríticos o críticos, encuadra los diferentes estadios en los que ha habitado
la literatura, desde la la magia, el mito y la religión de la literatura
primitiva (el Antiguo Testamento puede ser un ejemplo), pasando por la
ideología, la Teología y las pseudociencia de una literatura programática, el
psicologismo de la literatura sofisticada y reconstructivista hasta,
finalmente, la desmitificación, el racionalismo, la filosofía y la ciencia, de
la literatura crítica.
El autor ejemplifica profusamente
cada una de las fases evolutivas de la literatura a través del análisis de
textos y autores representativos de cada fase. Así dentro de la literatura
primitiva, además del texto citado, El Antiguo Testamento, Maestro coloca a
Hesíodo con su Teogonía, obra que
intenta describir la génesis del mundo, frente a la que destaca, en ese estado
primigenio de la Genealogía, la alternativa profana, que Maestro sitúa como
origen de la literatura: La Ilíada y La Odisea, donde la literatura se aleja
de lo divino y sobrevive en un terreno antropológico.
Dentro de la literatura crítica o
indicativa, encontramos el Fausto de
Goethe, por ejemplo, con la presentación de un concepto de demonio, Mefistófeles,
absolutamente racionalista y nihilista, o la mayor parte de la obra de
Cervantes y tal vez, de forma especialmente notoria, sus Novelas Ejemplares.
La literatura programática o
imperativa, sustituye el aspecto crítico de la literatura indicativa sin perder
el aspecto racional: un racionalismo acrítico, un uso acrítico de la razón, que
finalmente desemboca en discursos imperativos transformando la literatura en
una literatura adjetiva. En el terreno teológico un ejemplo claro de literatura
programática sería la obra de Berceo, todo el Mester de Clerecía realmente (no
tanto por el tema cuanto por la intención, ya que la literatura mística de Juan
de la Cruz o Teresa de Jesús son ejemplos de literatura sofisticada, de
introspección, de autologismo psicológico, sin forma alguna de dialogismo
programático) en el político Bertolt Brecht y en el estético la comedia nueva de Lope.
William Blake es presentado como
ejemplo de literatura sofisticada o reconstructivista con su marcada nostalgia
literaria por la mitología, con una literatura de fingido irracionalismo y con
una impresionante carga de seducción poética, como ocurre también en autores
como Juan Ramón Jiménez y su autologismo lírico
Como hemos dicho, en toda la obra
se encuentra presente el Materialismo Filosófico de Bueno con particular
incidencia en aspectos que para el autor son inexcusables como la preferencia
ontológica frente a la epistemológica, que desde Kant florece en la deriva
posmoderna, una de las tendencias más criticadas por el autor, a cuyos autores
atribuye (Derrida, Foucault, etc.) la destrucción de La Teoría de la
Literatura, transformada en un conjunto de sofisticas y relativismos que
impiden una construcción científica de esta. Frente a esta epistemología que
enfrenta sujeto y objeto, Maestro (y todo el materialismo filosófico) aboga por
una ontología de conceptos conjugados como materia y forma. Desde esta
ontología se presentan los materiales literarios: autor, obra, lector y
transductor, configurando de esta manera el cierre categorial predicado por
Gustavo Bueno. La aportación más destacable del autor es el concepto de
transductor, sobre el que ha trabajado de forma profunda y novedosa en
diferentes obras, una figura reciente y que asume una importancia definitiva
como traductor para otros, al servicio de lobbies
editoriales, instituciones, etc.
Finalmente, esta extensa obra
termina con la crítica que el autor hace a la mencionada y paulatina
destrucción de la Teoría Literaria desde los autores posmodernos introducidos
ya en instituciones como la Universidad que pervierten y subyugan un interés de
conocimiento que pudo ser universal, en un reino de taifas diseminado y de
intereses partidista.
Alberto Piedrafita Gómez
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